Estimados lectores,
para aquellos que todavía no estén al tanto de los movimientos de Wrong Way Adventures, les comentamos que nos hemos movido muy , pero que muy deprisa. ¡¡Estamos en España!!
Llebávamos casi dos semanas en nuestro bonito retiro en lo más alto de Mili San Marco, dominando el estrecho Siciliano, entre naranjos y limoneros, habas y conejos, arena y cemento, mucha tranquilidad y no siempre buen tiempo...
Tras la experiencia de la semana anterior, el trabajar de lunes a viernes, difícil ya que las personas iban a otra cosa. Así que decidimos dejar todo esfuerzo para el siguiente "finde" , que coincidió con el Carnaval. Mientras tanto, aprovechamos para hacer muchos experimentos en la cocina: pastel de calabaza, "chapati" keniata, pan de crecimiento rápido, visceras de cabra, así como su cabeza con lentejas, ortigas en varios estilos... Fue una semana para coser, tocar música, coser más cosas, y hacer bicicletas de alambre... tarea que esperamos que Colleen tenga totalmente dominada en unas semanas...
Sin embargo, nuestra querida americana tenía que volver a España a seguir con su curso y el españolito se quedaría un tiempo solo, sin planes. Podría quedarse, podría irse. Esa indecisión, sumada a las ganas de emprender una nueva aventura, visitar familiares y amigos y pasar por una serie de revisiones médicas, les hizo tomar la decisión de poner rumbo a España.
Decidimos que la fecha de salida sería el Lunes, 16 de Febrero y nos preparamos para salir. Por delante, quedaban dos días de duro trabajo, en fín de semana, y sin saber lo que nos esperaba. La noche del viernes, habíamos conocido a un nuevo amigo, Hervé, francés y también viajando en bicicleta... pero a otro ritmo. Había hecho Lyon - Sicilia en 1 mes, y tenía otro mes para volver. Estamos hablando de unos 70-80 km por día, y solo había descansado un día... Llegó muy cansado, pero era un hombre con mucha energía. Salió a tocar con nosotros los dos días, y luego, mucha música en casa, disfrutando con Colleen, contándonos sus historias, jugando con el looper... Pasamos una buena predespedida de Sicilia...
El sábado de éste fin de semana, estuvo bien respecto al trabajo, pero el domingo, fue una locura. Nos pusimos en la "Piazza Cairoli", en un sitio donde había muchos niños, pero dispersos. Hubo de haber algún tipo de "click" entre nuestra música, el lugar, la gente y las pompas de jabón, ya que todo empezó a ir a un ritmo frenético. En 5 minutos, estábamos muy rodeados de princesas, spidermen, zorros, hadas, brujas... y así, durante 3 horas en las que estuvimos sin parar. Tiras de confeti por aquí, un niño que se tiraba de cabeza y en varias ocasiones a la funda del violín para "proteger" nuestro dinero, sprays de goma... una locura... Allí no había normas... el "echaros un poquito para atrás para que salga la pompa" no se atendía, empujones, risas y lágrimas... pero un día muy bueno. Sorprendente fue quedarse los tres solos, a la hora de comer en la plaza... Creíamos que nunca iba a acabar...
Todo esto, nos dejó agotados, pero la aventura no había hecho más que empezar. Teníamos que volver a casa, preparar las cosas que íbamos a dejar en Sicilia, preparar las que nos queríamos llevar, ordenar y dejar todo como si no hubiera pasado nada. Durmimos unas escasas tres horas antes de levantarnos para desayunar, ducharnos y salir. A las 5:30 a.m. estábamos andando por las calles y ya habíamos empezado a sacar nuestro dedo a relucir.
La idea era llegar a España haciendo auto-stop, y la segunda persona a la que preguntamos, nos acercó al ferry. No volvería a ser así de fácil en todo el viaje.
Empezamos siendo acercados poco a poco, sobre todo, profesores que iban a clase por la mañana y algún que otro trabajador en camioneta. Realmente simpáticas todas las personas que nos llevaron en Calabria, invitándonos a chiaccheri, cafés y paninos... y así hasta que llegamos a negarnos a suculentas ofertas por estar demasiado llenos...
para aquellos que todavía no estén al tanto de los movimientos de Wrong Way Adventures, les comentamos que nos hemos movido muy , pero que muy deprisa. ¡¡Estamos en España!!
Llebávamos casi dos semanas en nuestro bonito retiro en lo más alto de Mili San Marco, dominando el estrecho Siciliano, entre naranjos y limoneros, habas y conejos, arena y cemento, mucha tranquilidad y no siempre buen tiempo...
Tras la experiencia de la semana anterior, el trabajar de lunes a viernes, difícil ya que las personas iban a otra cosa. Así que decidimos dejar todo esfuerzo para el siguiente "finde" , que coincidió con el Carnaval. Mientras tanto, aprovechamos para hacer muchos experimentos en la cocina: pastel de calabaza, "chapati" keniata, pan de crecimiento rápido, visceras de cabra, así como su cabeza con lentejas, ortigas en varios estilos... Fue una semana para coser, tocar música, coser más cosas, y hacer bicicletas de alambre... tarea que esperamos que Colleen tenga totalmente dominada en unas semanas...
Sin embargo, nuestra querida americana tenía que volver a España a seguir con su curso y el españolito se quedaría un tiempo solo, sin planes. Podría quedarse, podría irse. Esa indecisión, sumada a las ganas de emprender una nueva aventura, visitar familiares y amigos y pasar por una serie de revisiones médicas, les hizo tomar la decisión de poner rumbo a España.
Decidimos que la fecha de salida sería el Lunes, 16 de Febrero y nos preparamos para salir. Por delante, quedaban dos días de duro trabajo, en fín de semana, y sin saber lo que nos esperaba. La noche del viernes, habíamos conocido a un nuevo amigo, Hervé, francés y también viajando en bicicleta... pero a otro ritmo. Había hecho Lyon - Sicilia en 1 mes, y tenía otro mes para volver. Estamos hablando de unos 70-80 km por día, y solo había descansado un día... Llegó muy cansado, pero era un hombre con mucha energía. Salió a tocar con nosotros los dos días, y luego, mucha música en casa, disfrutando con Colleen, contándonos sus historias, jugando con el looper... Pasamos una buena predespedida de Sicilia...
El sábado de éste fin de semana, estuvo bien respecto al trabajo, pero el domingo, fue una locura. Nos pusimos en la "Piazza Cairoli", en un sitio donde había muchos niños, pero dispersos. Hubo de haber algún tipo de "click" entre nuestra música, el lugar, la gente y las pompas de jabón, ya que todo empezó a ir a un ritmo frenético. En 5 minutos, estábamos muy rodeados de princesas, spidermen, zorros, hadas, brujas... y así, durante 3 horas en las que estuvimos sin parar. Tiras de confeti por aquí, un niño que se tiraba de cabeza y en varias ocasiones a la funda del violín para "proteger" nuestro dinero, sprays de goma... una locura... Allí no había normas... el "echaros un poquito para atrás para que salga la pompa" no se atendía, empujones, risas y lágrimas... pero un día muy bueno. Sorprendente fue quedarse los tres solos, a la hora de comer en la plaza... Creíamos que nunca iba a acabar...
Todo esto, nos dejó agotados, pero la aventura no había hecho más que empezar. Teníamos que volver a casa, preparar las cosas que íbamos a dejar en Sicilia, preparar las que nos queríamos llevar, ordenar y dejar todo como si no hubiera pasado nada. Durmimos unas escasas tres horas antes de levantarnos para desayunar, ducharnos y salir. A las 5:30 a.m. estábamos andando por las calles y ya habíamos empezado a sacar nuestro dedo a relucir.
La idea era llegar a España haciendo auto-stop, y la segunda persona a la que preguntamos, nos acercó al ferry. No volvería a ser así de fácil en todo el viaje.
Empezamos siendo acercados poco a poco, sobre todo, profesores que iban a clase por la mañana y algún que otro trabajador en camioneta. Realmente simpáticas todas las personas que nos llevaron en Calabria, invitándonos a chiaccheri, cafés y paninos... y así hasta que llegamos a negarnos a suculentas ofertas por estar demasiado llenos...
El viaje se complicaba a la altura de Pizzo, hasta que encontramos a nuestro salvador Alemán. Un camionero que volvía de vacío a Alemania tras haber descargado en Malta. Según nos comentara la gente del gremio, los retornos en Italia estaban fatal... Nos aceptó en su casa (cabina), y tras agradables conversaciones, intercambios de ideas, de música y compartiendo mucho tiempo, nos dejó a la altura de Florencia, tras habernos adelantado unos 800 km. Durmimos en la parte trasera de su camión, y la verdad que por falta de costumbre, nos abrigamos menos de lo necesario para pasar la noche, una noche muy fría. Eso no hizo más que alimentar los "malos espíritus" que Jose venía incubando desde antes de partir, y lo sumió en un profundo dolor de garganta que amenazaba con acabar con su voz, así como una fiebre y un cansancio profundo para los días venideros. Cierto es que no descansábamos lo suficiente, pero en mente teníamos una carrera de fondo para llegar a Zaragoza y coger el coche de los padres de Jose que nos llevaría al sur (Jaén, pasando por Madrid...)
No pudo ser. Ese "autobus" lo perdimos el jueves, pero no lo supimos casi hasta la entrada en España.
Tras bajarnos en Florencia y ser recogidos por otra buena alma, nos colocamos a la altura de Génova... Nunca habíamos tenido suerte en Génova (nos comimos el aluvión del mes de Noviembre mientras estábamos en el bosque, y nos dejó empapados y sin recursos...). Ésta vez, no sería diferente... Estuvimos alrededor de Génova muchas horas e incluso en la entrada de la autopista para facilitar las cosas... nada.
Decidimos que lo mejor sería gastarnos los 20 euros que nos había dado un hombre en intentar salir de Italia de una vez por todas. Nos bajamos en Ventimiglia, tras gastar 23,80 euros en un tren y lo volvimos a intentar desde allí. Nos metieron en la autopista, y de "Autogrill" en "Autogrill" avanzamos un poco...
El viaje se complicaba a la altura de Pizzo, hasta que encontramos a nuestro salvador Alemán. Un camionero que volvía de vacío a Alemania tras haber descargado en Malta. Según nos comentara la gente del gremio, los retornos en Italia estaban fatal... Nos aceptó en su casa (cabina), y tras agradables conversaciones, intercambios de ideas, de música y compartiendo mucho tiempo, nos dejó a la altura de Florencia, tras habernos adelantado unos 800 km. Durmimos en la parte trasera de su camión, y la verdad que por falta de costumbre, nos abrigamos menos de lo necesario para pasar la noche, una noche muy fría. Eso no hizo más que alimentar los "malos espíritus" que Jose venía incubando desde antes de partir, y lo sumió en un profundo dolor de garganta que amenazaba con acabar con su voz, así como una fiebre y un cansancio profundo para los días venideros. Cierto es que no descansábamos lo suficiente, pero en mente teníamos una carrera de fondo para llegar a Zaragoza y coger el coche de los padres de Jose que nos llevaría al sur (Jaén, pasando por Madrid...)
No pudo ser. Ese "autobus" lo perdimos el jueves, pero no lo supimos casi hasta la entrada en España.
Tras bajarnos en Florencia y ser recogidos por otra buena alma, nos colocamos a la altura de Génova... Nunca habíamos tenido suerte en Génova (nos comimos el aluvión del mes de Noviembre mientras estábamos en el bosque, y nos dejó empapados y sin recursos...). Ésta vez, no sería diferente... Estuvimos alrededor de Génova muchas horas e incluso en la entrada de la autopista para facilitar las cosas... nada.
Decidimos que lo mejor sería gastarnos los 20 euros que nos había dado un hombre en intentar salir de Italia de una vez por todas. Nos bajamos en Ventimiglia, tras gastar 23,80 euros en un tren y lo volvimos a intentar desde allí. Nos metieron en la autopista, y de "Autogrill" en "Autogrill" avanzamos un poco...
Creíamos que en Francia iba a ser más fácil, que la gente era más simpática a la hora de recoger autostopistas, y sin embargo, la realidad no fue como imaginábamos. Levantamos la tienda temprano. La habíamos puesto en medio de una rotonda y nos pusimos desde temprano a buscar algún pasaje... Imposible, pero nos permitió volver a sacar a relucir nuestro francés, empujado a lo más hondo de nuestras cabezas por el italiano, lengua que ya tenemos más que dominada... Pero nada...
Quiso la diosa fortuna que nos topáramos con un Serbio, camionero, que aceptó nuestra presencia de nuevo en su casa. Y nos acercó, desde Aix en Provence hasta Lérida (600 km). Éste tipo era realmente un personaje que nos encantó. Energía muy diferente a nuestro primer camionero, pero también agradable.
Nos introdujo, con un inglés básico, pero con mucho sentido, en su vida. Sus diferentes viajes y peripecias a lo largo del mundo y se quedó sorprendido y con dificultades para entender el cómo vivimos nosotros, sin hogar fijo, en continuo movimiento, pero con alegría, simpatía y buen royo...
Quiso la diosa fortuna que nos topáramos con un Serbio, camionero, que aceptó nuestra presencia de nuevo en su casa. Y nos acercó, desde Aix en Provence hasta Lérida (600 km). Éste tipo era realmente un personaje que nos encantó. Energía muy diferente a nuestro primer camionero, pero también agradable.
Nos introdujo, con un inglés básico, pero con mucho sentido, en su vida. Sus diferentes viajes y peripecias a lo largo del mundo y se quedó sorprendido y con dificultades para entender el cómo vivimos nosotros, sin hogar fijo, en continuo movimiento, pero con alegría, simpatía y buen royo...
Así que nos encontramos en Lérida en la noche del jueves, con la posibilidad de llegar a casa en el día, pero sin la necesidad de hacerlo. Acampamos de nuevo a pocos metros de la carretera y nos levantamos con la tienda congelada... eso sí, ahora estábamos abrigados a muerte... preparados, ya no nos pillaba el frío...
A la mañana siguiente, intentamos que nos llevaran a Zaragoza, pero fue imposible. Solo nos cogieron dos africanos y nos llevaron a la estación de autobuses... "Aquí en Cataluña, no creo que os coja nadie" Y así fue.
Llegamos en autobús a Zaragoza y Colleen llegó hasta madrid, donde la recogerían sus amigos, a tiempo para empezar su curso al día siguiente.
Jose por su parte, y gracias a su hermano Antonio (¡¡gracias Toñetee!!), pudo conseguir las llaves de casa que guardaba "el Gonxo" (Javier Gonzalez), ya que sus padres estaban en el sur y no volvían hasta el domingo por la tarde. Le esperó la madre de Javier, Pili y le hizo entrega de las preciadas llaves, así como de unas albóndigas muy ricas, huevos, fruta y una agradable bienvenida.
A la mañana siguiente, intentamos que nos llevaran a Zaragoza, pero fue imposible. Solo nos cogieron dos africanos y nos llevaron a la estación de autobuses... "Aquí en Cataluña, no creo que os coja nadie" Y así fue.
Llegamos en autobús a Zaragoza y Colleen llegó hasta madrid, donde la recogerían sus amigos, a tiempo para empezar su curso al día siguiente.
Jose por su parte, y gracias a su hermano Antonio (¡¡gracias Toñetee!!), pudo conseguir las llaves de casa que guardaba "el Gonxo" (Javier Gonzalez), ya que sus padres estaban en el sur y no volvían hasta el domingo por la tarde. Le esperó la madre de Javier, Pili y le hizo entrega de las preciadas llaves, así como de unas albóndigas muy ricas, huevos, fruta y una agradable bienvenida.
Dos días pasó Jose en Zaragoza, descansando poco mientras veía a amigos, y esperando la llegada de sus padres, para darles una sorpresa. Entraron en casa y se escuchó un "hola" desde el sofá... Lo primero, fue un grito de susto, pero luego llegaron las risas, los abrazos y los besos. ¡Bonito reencuentro!
Tras una semana en la ciudad y arreglados todas las cosas necesarias, Jose partirá dirección Huelva este viernes, para juntarse con Colleen, que tras su curso, se volvió a Calabacino, lista para pasar su momento de recuperación de la enfermedad transmitida por su compañero.
Ha sido una semana de "descanso", pero ya hay ganas de continuar a por la siguiente aventura. Estaremos alrededor de un mes por la península ibérica, con ganas de ver sitios nuevos, personas nuevas y "viejas glorias"... Seguro que tendremos muchas cosas nuevas que contar dentro de un tiempo. Por el momento, "eso es todo, amigos"
Saludos a todos!!!
Colleen y José
Tras una semana en la ciudad y arreglados todas las cosas necesarias, Jose partirá dirección Huelva este viernes, para juntarse con Colleen, que tras su curso, se volvió a Calabacino, lista para pasar su momento de recuperación de la enfermedad transmitida por su compañero.
Ha sido una semana de "descanso", pero ya hay ganas de continuar a por la siguiente aventura. Estaremos alrededor de un mes por la península ibérica, con ganas de ver sitios nuevos, personas nuevas y "viejas glorias"... Seguro que tendremos muchas cosas nuevas que contar dentro de un tiempo. Por el momento, "eso es todo, amigos"
Saludos a todos!!!
Colleen y José
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